Elige tu propia aventuraRecuerdo con nostalgia estos libros de la colección “Elige tu propia aventura”. Lo empezabas a leer e igual cuando ibas por la página 20 te decía:

“Estás en un paraje nevado junto a un precipicio y con un sicario apuntándote. Si decides hacerle frente pasa la página 49. Si decides escapar lanzándote por el precipicio, pasa a la página 41”.

Y tú pensabas “Venga, con dos cojones, me lanzo”. Ibas a la página 41 y ponía:

“Empiezas a caer. Pasa a la página 125”

Ibas a la 125 y ponía:

“Sigues cayendo. Pasa a la página 67”

Ibas a la 67…

“Empiezas a pensar que no debiste tirarte. Pasa a la página 92”

Ibas a la 92…

“Te estrellas y te matas. Fin.”

¿Qué hacías ahora? ¿Leerlo de nuevo desde el principio para empezar una nueva aventura? ¡Ni hablar! Hacías trampa y volvías justo donde antes y sabiendo por anticipado cómo ibas a terminar si te lanzabas, ahora pensabas: “Opto por enfrentarme al sicario. Está claro que una de las dos es la buena”.

Volvías a la página 49 y ponía:

“Lanzas una patada al sicario pero la nieve te hace perder el equilibrio y caes por el precipicio. Pasa a la página 41.”

Ibas a la página 41 y ponía…

“Empiezas a caer. Pasa a la página 125.”

Sí, amigos. Muchas veces lo de “Elige tu propia aventura” era más bien “elige cómo acabar de la misma manera una y otra vez”. ?