Hay ocasiones donde el público quiere ver comedia pero no reírse. Suena paradójico, rocambolesco y si no fuese cómico me negaría a creerlo, pero es cierto. Y eso precisamente fue lo que ocurrió este jueves en el Café del Sol. Hace justo un año, en el mismo lugar, la gente se descojonó durante una hora con el monólogo sobre películas de Terror.El jueves 30en el primer pase, reuní lo mejor de esa hora en 30 minutos y costó Dios y ayuda arrancaralguna carcajada. Y ante un ambiente así,uno mientras actúa no para de preguntarse "¿Qué cojones pasa hoy aquí?".Pues, sencillamente, que la gente estaba en el local desdemucho antes de la actuación tomando cañas, hablando en las mesas… y no buscaba el show; se lo encontró. Yo, al menos, no noté que según se acercaba la hora de empezar entrase mucha gente. Por ello, la predisposición global a ser receptivo resultó muy baja.Afortunadamente, con las películas de fantasía la gente se animó algo más y todo fuemejor. Pero el regustillo amargo por una noche que prometía mucho, aún me dura.