Estos días tengo el blog paradín porque estoy en Valladolid bastante liado. Por un lado, empaquetando todo para dejar la habitación que mantenía alquilada y por otro, resolviendo asuntillos y papeleos que sólo puedo hacer cuando estoy aquí. Pero el caso es que venir a Valladolid ya no es lo mismo. Ya no puedo decir con alivio de decir “estoy en casa” y cuento los días para volver a Barcelona. Algo totalmente impensable hace año y medio. Y allí no hago nada del otro mundo, pero los catalanes me han ofrecido el empujoncito profesional que necesitaba y se han ganado mi corazón 😉