Nunca me ha dejado de sorprender la afición que tiene la gente por las noches de prometerme cosas. Ocurre cuando termino de actuar. Si el local es grande siempre suele haber una persona que se me acerca para decirme que tiene un local en tal sitio al que le gustaría que fuese. Como tampoco suele faltar el que tiene un conocido que trabaja en un canal de TV y que le piensa hablar de mí porque le he gustado “mazo”. Incluso gente que me da su e-mail para que le avise de cuando vuelva por ese local porque no se lo quieren perder. Al final, siempre pasa lo mismo; doy la tarjeta al del local, un DVD al del conocido en la TV, envío un e-mail a los que “no-se-lo-quieren-perder” y jamás vuelvo a saber de nadie. En fin,… Menos mal que llevo varios años acostumbrado a ello gracias a las chicas que, tras una agradable cita, suelen despedirse diciéndome “¡Te llamo! ¡Te llamo!”.