Dejar de vivir en la privilegiada zona de Eixample para hacerlo en ésta de Paralelo no me está resultando nada traumático. En realidad, hasta se agradece este ambiente callejero misceláneo a base de pakis, guiris, chinos y chonis. Las calles colindantes también son un reguero de pequeños comercios de distintas nacionalidades donde tienes de todo… o casi. Sí, porque ante la ausencia de un Mercadona cercano, fui al más próximo y me dijeron que no hacían servicio de reparto a mi calle porque habían tenido varios problemas con robos (menos mal que en Carrefour no son tan nenazas y me lo traen). En definitiva, que estoy en una de las zonas con mayor diversidad cultural de la ciudad. Y aparte de tener mucha más vidilla de bares por las noches, está guay porque puedes bajar a la calle a comprar algo vestido de cualquier manera que siempre encuentras a alguien que da mucho más el cante que tú.