El jueves y viernes pasado me alojaron en esta preciosa casa rural entre Irún y San Sebastián. La mala pata fue el tiempo, que no paró de llover y me impidió algún paseillo por el monte. Lo bueno, que me pasé muchas horas con el portátil frente al crepitar de la hoguera como tratando de rebañar todo lo posible tan relajante -y tan poco habitual para los que somos de ciudad- momento. En lo que respecta a las actuaciones, ambas salieron fenomenal. Tanto el “Street End” (Irún) como el “Staaf” (San Sebastián) contaron con un exquisito y educado público entregado a escuchar el monólogo y aplaudir, consiguiendo hacerme sentir nuevamente (como en Vilanova) una estrella super mega fashion de los escenarios. La anécdota la vi en el Streed End, donde vi la máquina más moderna de dardos hasta la fecha. Podías meter tu foto, identificarte de manera personal con el DNI, jugar online con otros jugadores de otros pubs y la propia máquina te marcaba con un láser la línea desde la cual debías tirar, de tal manera que si la pisabas las luces del trasto se apagaban. En cuanto a los futbolines, allí no se juega con el esquema 4-3-3 que siempre he conocido, sino con el 2-5-3 (2 defensas, 5 medios, 3 delanteros). Sí ¡Sólo 2 defensas! ¡Los vascos son “echaos pa´lante” hasta para esto! 🙂