Muchos de los niños que hace 30 años atesorábamos en cajas todos nuestros juguetes, álbumes de cromos, tebeos y demás recuerdos infantiles varios años después descubrimos con pánico que nuestra madre lo había tirado todo. Para mí fue algo verdaderamente traumático darme cuenta que todos los recuerdos tangibles de mi niñez habían desaparecido y que jamás volvería a verlos ni tocarlos. Mucho después algún que otro de aquellos “tesoros” lo fui readquiriendo vía Ebay pero, evidentemente, no es lo mismo. Es por esto que uno agradece emocionado la aparición de estos 2 tomos de “Papel y Plástico” de Oscar Lombana que funcionan como vendaje ante aquella hemorragia nostálgica. Los libros son un compedio de cientos de fotos sobre (por ejemplo) los Geyperman, pegatinas de la Teleindiscreta, portadas de revistas de la época, juguetes y demás cachivaches que todos los nacidos en los 70 tuvimos (o vimos) alrededor. En definitiva, supone -como acertadamente escribe Nacho Vigalondo en la intro del segundo libro- “la celebración del reencuentro con aquello que creíamos perdido para siempre o habíamos olvidado”. Ojear “Papel y Plástico” es como si lo hicieses con un álbum de fotos inédito de tu niñez. Pasas las páginas con detenimiento, con suma emoción y atenazado ante cientos de recuerdos relacionados con cada fetiche que tu corazón de niño inexplicablemente aún guarda. Un corazón que, ante tan colosal avalancha de sensaciones retro, termina sufriendo una cierta angustia al darse cuenta que aquellos años, donde la vida parecía mucho más sencilla, nunca regresarán.
Jejejeje…… ya sabes por qué me río…
Lástima que, después de ser tan puntillosa con las comas, aún no sepas que las frases gramaticales sólo admiten 3 puntos suspensivos 😉
Uaaaaala… qué cruel! hoy te daré la respuesta a lo de las comas, que ya la tengo 😛