El estreno de las “Pasteladas” el pasado 27 de febrero en Valladolid no fue, precisamente, perita en dulce. Entre los nervios y el acople continuo del micrófono la cosa no comenzó nada bien. Supongo que tras 7 años aún no tengo suficientes tablas como para subirme a defender un monólogo completamente nuevo y sin testear. El caso es que, tras el descanso, todo pareció marchar mejor. Y pese a que perdí el hilo un par de veces, la reacción del público constató que el monólogo tiene una buena base y gags verdaderamente hilarantes. Ahora todo es cuestión de remangarse y ponerse a trabajar estas semanas para dejarlo todo al mismo nivel. Ya se sabe: no hay parto sin dolor.
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