En 1998 no existía el Emule y el Napster estaba en pañales. Era todavía una época donde buscar una canción descatalogada de tu banda favorita era misión imposible y eso era lo que me ocurría con “Muerte Ven”, de Tahures Zurdos. Curiosamente ha sido precisamente esta semana cuando he conseguido escuchar esa canción que compuso Aurora Beltrán a los 14 años, perteneciente a un primer mini LP descatalogado. Ello me ha recordado la entrevista que le hice ese año donde en apenas 10 minutos la atiborré a preguntas que, simpatiquísima, respondió sin prisa y con ganas. Unas preguntas muy alejadas de las que habitualmente gastan las revistas pero tremendamente frescas para los verdaderos seguidores de la banda. Y para certificarlo, os dejo con un extracto.

¿Qué enfermedad fue la que te tuvo sentada durante dos años? Mal de Pertes. Es una enfermedad en la que la cabeza de la cadera se desgasta, se delcalcifica. El tratamiento que me dieron a mí era muy heavy: fue tenerme escayolada, inmovilizada durante dos años. Tenía una escayola que era como una especie de pantalón al que le faltaba una pierna. Cada seis meses me quitaban esa escayola -como iba creciendo, pues me cambiaban- y después de eso, estuve como un año con un aparato ortopédico.

¿Eras consciente de que te ibas a recuperar? Era muy difícil. No sé si el mal de Pertes es un virus. Hubo tres casos y mi tratamiento fue el más heavy.

¿Tres casos en España? En mi pueblo. A los otros no les inmovilizaron y se quedaron bastante cojitos, y yo pues, afortunadamente, solo se me ha quedado una pierna un poquito más larga que la otra.

¿Y fue durante esa convalecencia cuando tu padre te regaló tu primera guitarra y comenzó tu amor por la música? Exactamente. Justo ahí.

¿Te causó aquello la depresión para componer “Muerte Ven”? Ya era más mayor. Ahí tenía 13- 14 años. Cuando me pasó eso estuve hasta casi los 10 años. Desde los 7-8 hasta los 10.

Por qué comenzaste con el violín y no, por ejemplo, con el piano? Pues porque el violín era un instrumento que me había gustado desde siempre. Ví una película mejicana -que no me acuerdo ni de cómo se llamaba- de un niño violinista que robaba el violín de una tienda para tocarlo y tal. Además se lo llevaba por las noches y luego lo devolvía. Y se me quedó.

¿Fue entonces por una simple película? Sí, fue por una película. Me apetecía y bueno, como de pequeña no pude acceder, pues cuando cumplí los 15 o así y salía del colegio, me metía en un conservatorio y estuve 7 años.

¿Con el violín no has hecho ningún tema? No, con Tahures, no. Pero hay un grupo que se llama Fiebre, en el Norte, que ya no existe donde sí que metí cosas en su disco. Pero el violín, como es un instrumento muy complicado, es muy difícil. Aparte, como yo soy cantante y tal…

Creo que en todos los discos aludes a tu madre o al concepto de “madre” ¿Alguna razón concreta? Probablemente será porque yo adoro a la mía. Me parece un ser extraordinario y creo que es el ser que más quiero en este mundo, de momento. Creo que si estoy aquí es por ella y porque toda la vida me ha ayudado muchísimo y me ha entendido. Lo que ha querido siempre es que fuera feliz y me ha apoyado.

En la época del fanzine LSD realicé varias entrevistas a grupos musicales de primera fila pero ecuerdo especialmente ésta por dos motivos. Uno, por la tremenda emoción que sentí al tener a Aurora delante. Y dos, porque no creo que haya vuelto a ver unos ojos de un azul tan hermoso como los que tenía esta mujer.