Tengo envidia de Mauro Entrialgo. Sana, sí, pero envidia. Su capacidad productiva es tan apabullante que escapa a la de cualquier artista mundial que conozco. Baste decir que si hablamos sólo de álbumes de historietas, tiene editados 35 y él tiene ahora 47 años. Eso sin contar obras de teatro, trabajos de ilustración, discos,… Echad un vistazo en este link si queréis flipar. Tengo claro que si Woody Allen fuese humorista gráfico se llamaría Mauro Entrialgo.
En contacto con él desde la época de mis fanzines LSD (en cuyas páginas se prestó a colaborar desinteresadamente) cada vez cuesta más estrecharle la mano por cuestiones de agenda. Ayer, por fin, tras varios años sin verle y sin apenas tiempo porque yo actuaba enseguida, pudimos charlar unos minutines en su visita a Barcelona y me regaló esta dedicatoria tan chula.
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