En un documental que hizo Jerry Seinfeld, se decía que para un cómico, el contar un chiste nuevo por primera vez resultaba algo así como ir al trabajo en ropa interior; una sensación entre inseguridad y vergüenza ante los demás. Y es símil bastante acertado, puesto que todos los cómicos sentimos ese tembleque cuando vamos a estrenar un chiste ante el público.

Pues bien, mañana “estaré” en ropa interior durante casi 2 horas. Tengo en la cabeza un repertorio cuantificado en 18 caras de folio que no sé cómo funcionará pero sería maravilloso que de esas 18 caras, quedasen “vivas” unas 12 tras superar la criba del público. Habría supuesto que 2 de cada 3 chistes han funcionado bien y no tendría que trabajar mucho más con el texto este espectáculo. Sin embargo soy un esclavo de mi forma perfeccionista de trabajar y por  mis 4 espectáculos anteriores sé que el viernes,  más que una criba, realizaré un holocausto de chistes.