Al final, la SER sí que ha emitido mi monólogo. “Su” monólogo, mejor dicho. Sólo me ha dado tiempo a escuchar el final que terminaba con el chiste del Gollum para escuchar cómo metían la tijera en la frase más graciosa y dejaban el final del gag a su antojo y sin tener ni puta gracia. Auténticamente vergonzoso. Si no quieren emitir un chiste, que no lo emitan. Pero lo que no se puede consentir es que de manera unilateral, sin mi consentimiento, manipulen mi guión (un guión ajeno que no han comprado) y tergiversen el resultado final de mi trabajo. ¿Monólogos para la radio? ¡Nunca maix!