Recién llegado de Cartagena, este finde me lo he cogido de vacaciones para poder disfrutar (¡al fin!) del primer sábado en Valladolid desde que terminó navidad. Y casi también que el primer viernes, puesto que en la mayoría de ellos me toca irme a casa como muy tarde a la 1 dado que al día siguiente toca madrugón para ir a Barajas a por el avión a Barcelona (sí, a veces compensa ir allí y no tomarlo desde Villanubla). Por cierto, el Teatreneu ya exhibe en el frontal de la taquilla el cartel de los “Risketos”. Antes estaba en un lateral y se van moviendo hacia el frente por orden de antiguedad del show. A ver lo que dura. Por Barcelona las cosas han cambiado un poquito. Aparte de la menor presencia de público por el calor, la comodidad de mi cuarto ha subido varios enteros. Extrañamente, duermo bastante bien en mi colchón de 30 euros comprado en el centro Reto. Hace unos días mi amiga Sandra de Terrasa se ofreció llevarme en coche trastos que pudiese comprar en el IKEA. Así que, aproveché su estupendo ofrecimiento y fui a por una mesa de ordenador y una silla de oficina. Lo que pasa es que como sólo había 20 euros de diferencia entre la silla y un sillonazo, al final me vine con el sillonazo de oficina, dejando mi cuarto perfectamente acondicionado para trabajar. ¿Que ya tengo portátil, mesa, sillón pero aún me falta una musa? No problemo. También se compra. De hecho, compré la más hermosa y sensual musa que pude encontrar; este precioso cuadro de un metro de Marilyn que preside la entrada de este blog. Lo divertido fue volver del IKEA con Sandra. Yo había olvidado el plano callejero en casa, no tengo ni idea de circular en coche por Barcelona y a ella ni le sonaba mi parada de metro (vivo justo al lado). Así que cogimos Gran Vía y fuimos preguntando a la gente que se paraba a nuestro lado en cada semáforo. Todos nos decían que estábamos a tomar por culo, nos hablaban de avenidas raras, yo me veía perdidísimo, ella más, pero 45 minutines después… ¡llegamos! Me la habría comido a besos 😉