El albergar sentimientos por un objeto físico puede sonar ñoño, pero lo cierto es que tener que despedirme de mi ibook me da un poco de pena. Hace tiempo que debía haberlo renovado; disco duro del mismo tamaño que mi Ipod de 30 G, veía con saltos las imágenes de los videos de youtube y desde hace mucho le salieron unas grietas que han acabado por romper el marco de la pantalla. Sí, el pobre realmente estaba hecho una patata desde hace tiempo pero su magia radica en que todos, absolutamente todos mis chistes de los últimos 3 años han surgido a su vera. Unas veces en casa, otras en aeropuertos, otras en trenes… y cuando no, supo amenizarme los viajes con una película o hablando con muchos de vosotros por el Messenger. En definitiva, que de poder hablar me conocería mejor que ninguna otra persona.Con cierto “revival” ahora gracias a su protagonismo en la trilogía literaria “Millenium,” siempre he dicho –y ahora lo corroboro- que el ibook fue la mejor compra tecnológica que jamás hice. Por eso, incapaz de volver a Windows, lo he jubilado por un MacBook Pro de 13”, el más pequeñín de la actual gama de los Mac. Ya veremos qué tal se porta. Por lo pronto, antes de llevármelo y ofrecerle mi hogar le he hecho prometer que me proporcionará más chistes que su hermano. Ya os contaré.