Hoy he protagonizado una de esas escenas auténticamente lastimosas en la que acabas sintiéndote como un gilipollas. Imaginadme corriendo por el metro de Madrid, cargado con un pequeño trolley y la mochila con el portátil, llegando al andén 20 de Charmartín sudando como un gorrino para encontrarme como el acceso al tren ya estaba cerrado y el ALVIA a Valladolid se iba antes mis narices. ¿Y todo por qué? Por “gentileza” de Vueling. Últimamente parece que el concepto “Low Cost” da licencia a las aerolíneas a que te toreen todo lo que quieran (y más) como si ese deleznable trato ya estuviese justificado por el bajo precio de sus billetes.

Vueling rara vez llega puntual y cuando en el billete (como hoy) pone que llegas a Madrid a las 16:00, realmente es mentira. Sí, es mentira porque ¿De qué cojones te vale saber que aterrizas sobre las 16:00 si lno vas a poder salir del avión hasta 20 minutos después de la maniobra? Luego está el tema de las maletas. Vueling hace subir a los pasajeros por orden de filas; primero entran los que tienen asientos asignados de la fila 20 a la 30, luego los de la 10 a la 20 y luego ya, los últimos. Y esto está muy bien si no fuese por la discriminación que se produce con estos pasajeros finales ¿Qué la gente que ya está a bordo ha subido demasiado equipaje y no queda sitio para más? Pues a los últimos se les obliga a meter sus trolleys en la bodega del avión ¿Por qué? Por tener un billete de la fila 1 a la 10. Sí, tú puedes tener una maleta de las dimensiones correctas, pero si no hay sitio porque la gente ha subido con maletas que exceden las dimensiones el que se jode eres tú que subes de los últimos.  Por eso, el truco con Vueling es no sacarte el billete eligiendo este último tramo de filas, porque sin duda es el más chungo… salvo, claro, que vayas sin equipaje porque así sales de los primeros (Vueling siempre desaloja por la puerta delantera). Otra de las perrerías de “la primera línea europea de nueva generación” acontece cuando te sacas un billete con varios meses de antelación (aprovechando las ofertas) y a las pocas semanas de adquirirlo, te anuncian que te cambian la hora del vuelo, yéndose al garete toda la planificación como tengas que coger un enlace posterior.

Qué ganas tengo de que llegue el AVE a BCN. Se va a comer los puentes aéreos de todas las compañías desde la primera semana. Ni bolsa de plástico con frasquitos, ni facturación previa, llegas al mismo centro de la ciudad… Suena paradisíaco ¿verdad?