Por la buena salud del bien del gremio, a los cómicos nos deberían prescribir al menos una vez al mes un público como el que he tenido esta noche en Terrassa. De éstos que llegan incluso hasta molestar de lo mucho que se ríen y donde, por si fuera poco, tienes a un montón de chicas guapas entre el público (aunque todas con novio grrr). En definitiva, que mi ego de artista seria inaguantable si cada vez que me subo a un escenario me encontrase a una gente así de educada y agradecida. Deseando volver estoy, claro 😉