Desaparecida desde hace varias semanas, volvió ayer. Acostumbrado a sus breves salidas, jamás había estado tanto tiempo sin dar señales por lo que le he pedido que no lo haga más, que no vuelva a abandonarme y que mi vida solo tiene sentido junto a con ella. Ruegos y súplicas que se repiten cada vez que regresa pero que jamás escucha ni atiende porque ella es así.
Colocado de nuevo frente al portátil, mi enojo y frustración se desvanecen cuando siento que se acerca y me acaricia. Le ruego que no me deje ahora, que el nuevo espectáculo va con retraso y la necesito. Me hace shhhh, apoya sus manos en las mías y de la pantalla salen unas líneas que harán temblar al Llantiol de las carcajadas. Es entonces cuando sonrío, vuelvo a sentirme aliviado y reconozco que, pese a lo mucho que me haga sufrir, ninguna espera será demasiado dolorosa si cuando regresa la Musa, lo hace así.
Las Musas son caprichosas y selectivas; se muestran juguetonas y coquetas. Son libres e independientes y pocas veces se dejan atar.
(…)
Pero saben reconocer esa luz de faro en la oscuridad que nace del inetrior de tan sólo unos pocos privilegiados nacidos en ésta tierra nuestra; olfatean y se dejan arrastrar por ese aroma que las atrae y excita cual marineros atrapados por cantos de sirenas, dispuestas a naufragar contra sus espaldas y apoderarse de sus mentes y sus cuerpos.
Y se sienten en casa. Y aunque, juguetonas parecen desaparecer, vuelven, siempre vuelven. *(Atrapadas y entregadas a tu ingenio, a tu magia).
P.D. Tengo la firme convicción que ahora que regresó, tu Musa, llega un largo y prolífico período de ideas y noches de sala llena de sonrisas y carcajadas.
Adelante!
b.