Seré breve: del remake de la serie “V” solo se deja ver el primer episodio. Los otros once que componen esta primera temporada son una puta mierda. Y digo que se deja ver básicamente porque en él se aborda la llegada de las naves a la Tierra de manera algo más realista que su predecesora ochentera. El resto es un quiero y no puedo de intentar ser original contando lo mismo. Y al guión me remito: vuelven a poner a una mujer como “mala” al mando de toda la flota alienígena (una tía que, sin ser fea, no le llega ni a la suela de las botas a Diana en cuanto a sexy), volvemos a tener una resistencia, unos rebeldes visitantes que vuelven a llamarse “La Quinta Columna” y las mismas tramas argumentales secundarias con las que comenzó la serie original. Esto es, un hijo de los jefes de la resistencia “captado” por los visitantes, un “lagarto” que es bueno, el apareamiento entre un visitante y una terrícola… Si a eso le sumamos que por ser un remake ya conocemos de antemano el “kinder sorpresa” que supone su epidermis, nos encontramos con una serie para verla más por una complaciente curiosidad que por entretenimiento. Y es que unos “lagartos” ocultos bajo una perfectísima fisionomía humana podría resultar muy original en los años 80 pero hoy da pena. Además es que uno no sabe de qué árbol se han caído los guionistas: ¿cómo se come de que los “lagartos” cuando están en su nave (ergo en completa intimidad) hablen entre ellos en idioma terrestre? O eso de que los visitantes no tienen sentimientos pero que si pasan mucho tiempo entre nosotros, pueden desarrollarlos de manera involuntaria. ¿Seré que realmenteLove is in the air y si pasan mucho tiempo bajo nuestra atmósfera acaban con un bronceado de amor y buen rollito? En definitiva, el esfuerzo por ofrecernos una serie con un lavado de cara ha sido nulo. Baste con fijarnos en la parte de producción. En la original, pese a datar ya de hace más de 20 años (y con la tecnología en post-producción que ello implicaba), aquellos 2 segundos míticos de Diana comiéndose el ratón fueron toda una exhibición de efectos especiales que revolucionaron a toda nuestra muchachada. ¿Qué tenemos en ésta que resulte mínimamente llamantivo? Nada. De hecho, mientras que en la “V” original tenían unos platós y unos decorados que daban bien el pego de interior de una nave nodriza, en la nueva abusan de unos decorados realizados por ordenador sin alma, supercutres y donde pareces estar inmerso en un videojuego ochentero. Definitivamente, hay series y películas a las que jamás debería permitírseles ser mancilladas con remakes y adaptaciones.