Tratar de poner en 129 minutos un libro de 750 páginas es lo que tiene. La personalidad de los personajes no queda bien definida, la trama literaria bien orquestada de Larsson queda aquí diluída en unos sucesos nada bien explicados y uno termina aceptando que la película no es sino una excusa para que los lectores podamos recrear en imágenes lo que hemos leído entusiasmados. Una excusa, claro, buscando hacer más caja del fenómeno literario del año. ¿Resultado? Una película floja, que sólo gustará a los lectores y que durante su visionado uno no puede evitar pensar varias veces “esto no era así”. Ya sabéis que la tercera (y última) película llegará en unos meses y a juzgar por el tostón que resultaba en muchos momentos el libro creo que, al contrario que esta vez, la necesidad de resumir la trama para el film resulte más una ventaja que un hándicap.
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