Detesto recibir correos masivos. Más aún cuando el 95% son siempre falsos avisos de virus o traen vinculados un archivo tocho Power Point que me resulta aburrido o ya lo he visto hace años. Bueno, pues hoy he recibido uno de una tal Anna titulado “Chiste de la suerte” (con archivo adjunto de casi un mega) y le he respondido pidiéndole amablemente que me borrase de su lista de envíos masivos. Algo que a la gran mayoría (y no sé por qué) le sienta como una patada en los huevos por muy educado que seas. Ella me ha contestado que no consideraba que meterme en una lista donde figuran otras 16 personas (con sus correos electrónicos bien puestitos y sin ocultar) pudiese considerarse un envío masivo o múltiple. Yo le he preguntado entonces que si tuviese 16 orgasmos en una noche cómo lo calificaría, a lo que ella me ha respondido que la comparación era patética y, de manera despechada, me ha soltado una serie de lindezas que no venían a cuento. Así que nada, he procedido a hacer lo que cuento en mi monólogo. He ido a su mensaje masivo inicial, le he dado a “responder a todos” y le he puesto “Gracias por tu chiste, Anna. Y enhorabuena por tu embarazo”. Y a continuación le he dado a enviar.

Sí, claro, podría (y ganas no me han faltado) haber sido más cabrón y haberle puesto “Espero que ya hayas dejado la cocaína” o “Siento mucho que perdieses el brazo en el accidente” pero hubiese sido ponerme a un nivel más ruin y siempre me gusta que otros me ganen en ese tipo de partidas.