Chicas, canapés y calimocho. Así se podría resumir lo que me encuentro cada noche en en mi gira con Pullmantur.

Lo más curioso para mí de esta gira es comprobar cómo difiere el tipo de humor el público dependiendo de la zona geográfica. También es cierto que el número de asistentes ayuda a la predisposición para reír.

La mayoría del público se compone de chicas entre 22 y 35 años puesto que la figura del agente de viaje, por lo general, es una mujer. Las galas tienen siempre la misma estructura. La citación es a las 21 horas en un hotel (que nunca baja de 4 estrellas) y mientras llega los comerciales convocados, se sirven vinos, cerveza y refrescos.

A la media hora, el delegado de zona da un breve speech sobre las novedades de la empresa y me presenta. Yo salgo, hago un show de 20 minutos y al acabar entramos ya en el cóctel a base de canapés variados y bebidas. Y sin duda para mí, lo mejor son las chicas y los canapés, porque las comerciales tienen labia y son, por lo general, muy alegres y divertidas.

PAÍS VASCO Y NAVARRA

Esta semana me llamó la atención lo bien que entraban al trapo los bilbaínos, donde hubo un descojone casi continuo durante el show. Fue allí donde pasé de la típica cerveza y le pedí a los camareros que mezclaran el vino fino que traían con Coca Cola. Al poco, contagié a varios de los asistentes y en pocos minutos allí ya no se bebía otra cosa.

Lo peor de este tipo de actuaciones puntuales es que cada ciudad se conocen más o menos todos por trabajar en el mismo gremio y se ponen a hablar pasando de mí que soy el tipo-extraño-que-nadie-conoce.  Y claro, tampoco puedo socializar presentándome y decir que soy el cómico porque se supone que la actuación es una sorpresa. Así que casi siempre empiezo a relacionarme cuando termina mi actuación.

En Bilbao además tuve una charla muy divertida con estas tres guapas chicas y acabamos “chapando” la sala del hotel a las doce de la noche. El miércoles en San Sebastián hubo bastante menos gente que, además, vinieron sin demasiadas ganas de reír. En cambio, en Pamplona, si bien no entraron tanto al trapo como en Bilbao, sí demostraron después una cordialidad estupenda: felicitaciones al acabar, charlas interesantes… y otras dos simpáticas comerciales con las que tuve una conversación amena y divertida.

Por cierto, le pregunté al delegado de la zona el origen del calimocho y por lo que me dijo, “kalimotxo” era el nombre de una peña que en fiestas se encontró con que el vino que habían adquirido estaba picado. Uno de ellos propuso que si le echaban azúcar entraría mejor y estaría bebible. Probaron con la Coca Cola y ya sabéis el resultado. No obstante, aquí tenéis la versión que da la Wikipedia.