Mañana tengo una actuación delicada en el IFEMA para empresarios dedicados al mundo de los regalos.

Tengo que hacer dos partes. Unos primeros 20 minutos antes de cenar y otra media hora después donde tengo que amenizar un sorteo de 13 viajes para los presentes. Cierto es que los primeros 20 minutos lo componen un montón de chistes blancos que siempre me han funcionado y con ninguna referencia sexual explícita. Pero como siempre, todo depende de la predisposición del público.

Un cómico necesita transmitir una información y si no hay esfuerzo por escuchar, adiós muy buenas. Y si encima tengo que la edad media del público rozará los 50 años sé que el nudo en el estómago no se me quitará hasta que escuche la primera carcajada masiva. El desenlace, en 24 horas.