Esta semana he visto su último capítulo. Me compré la cajita de zapatitos rosa con todas las temporadas hace casi 2 años motivado por mi trabajo. En una serie por y para mujeres, pensé que podría encontrar varias ideas a desarrollar para mis show de los Risketos. Pero lo cierto es que apenas ha habido un par de cosillas que terminaron en chistes. A partir de la 3ª temporada la serie se centra más en la vida de cada protagonista y deja atrás los clichés de los que hacían gala las anteriores. Y bueno, sí, me la he tragado entera terminando por certificar mi extrañeza de que esta serie tuviese el boom que ha tenido. Sobre todo porque no considero que las mujeres de este país puedan identificarse mucho con el modo de vida de las protagonistas. Y, más aún, no creo que (casi) ninguna treintañera se comporte de manera tan incoherente y subnormal como Carrie Bradshaw. Lo que sí veo cierto es lo que me comentaba el mesacamillero Julián González en Madrid. La idea de juntar en una serie a 4 mujeres compartiendo vivencias sexuales ya fue concebida en los años 80, pero entonces resultaba demasiado subversiva. y arriesgada. ¿Resultado? Los espectadores tuvimos que conformarnos con la misma idea pero tratada de manera mucho más amable e inocente. ¿Cómo? ¿Que de qué estoy hablando? ¿Os acordáis de una serie llamada “Las chicas de oro”? 😉